lunes, 14 de abril de 2008

Hola compañeros, acá publico parte de mi ejercicio intertextual para que lo tomen como ejemplo. Espero que les sea de ayuda. Saludos.

La reflexión general es en torno a la vida y la muerte reflejada en los objetos que perduran o parecen perdurar y la transmisión de vida/muerte que ellos ejercen en nuestra cotideaneidad que es finita y pasajera, pero que parece establecer una relación imperecedera en los objetos que van quedando como huellas.


Texto 1:

CUESCO

Como la vejez y la muerte, llegan de pronto, desenmarcadas siempre de cualquier previsto. Cayó un laberinto de surcos amarillos, oscuro mayormente, inserto en un olvidado y seco cuesco de algún fruto. Podría pensar que es un fruto de la zona, una ciruela, por el tamaño; o bien una guinda, pero de cuesco grande; entonces una gran guinda, de las oscuras, muy dulce.

El laberinto dentro de él, sólo se puede seguir con el tacto, tiene un relieve producido por las arrugas que son sus paredes y lucen como las grietas de la tierra seca o como las manos de una anciana, que antes fueron tersas.

El centro del laberinto es un ojo animalesco que observa atemorizado, porque, como yo, no esperaba llegar a mirar este lugar extraño. Apareció, así, de la nada, lo encontré inesperadamente, pero sabiendo de inmediato que me lo quedaría.

El cuesco es parte de la vida, pero una parte ácida, desecho, también semilla, una imprevisible, como las personas y los animales, cada semilla entrega un fruto y un árbol distinto, único.

A pesar de todo, siempre van a dar a la basura, un desecho, un contacto fugaz, el cuesco es como la muerte y el ataúd, dos o tres días y luego al hoyo o a la hoguera, es la vida que consumimos por su riqueza para luego botar los restos, que ya no agradan a nadie. Pero los objetos inertes, no humanos, tan secos y fosilizados tienen un encanto evidente, son parte de una dimensión que no fue la nuestra, otras vidas y otro mundo la poblaban, aunque fuera muy similar a éste. Es una conexión con las otras dimensiones donde suceden cosas inalcanzables, que nunca vimos más allá de la reminiscencia o el eco de ellas, la historia distorsionada, la costumbre heredada. Ellos también lo tiraron luego de disfrutarlo, así llegó a mi casa, a mis manos, a mi intimidad que resuena tan conocida dentro de él.

Texto 2:

Edad de oro (Jorge Teillier)

Un día u otro
todos seremos felices.
Yo estaré libre
de mi sombra y mi nombre.
El que tuvo temor
escuchará junto a los suyos
los pasos de su madre,
el rostro de la amada será siempre joven
al reflejo de la luz antigua en la ventana,
y el padre hallará en la despensa la linterna
para buscar en el patio
la navaja extraviada.


No sabremos
si la caja de música
suena durante horas o un minuto;
tú hallarás –sin sorpresa—
el atlas sobre el cual soñaste con extraños países,
tendrás en tus manos
un pez venido del río de tu pueblo,
y Ella alzará sus párpados
y será de nuevo pura y grave
como las piedras lavadas por la lluvia.


Todos nos reuniremos
bajo la solemne y aburrida mirada
de personas que nunca han existido,
y nos saludaremos sonriendo apenas
pues todavía creeremos estar vivos.

Texto 3:

La vida en un instante/la muerte en un objeto

Como los cuescos
Como las piedras lavadas por la lluvia
En tus objetos adorados
tus recuerdos golosos
Viviremos como vive
el viento en el sombrero

Ancianas nuestras manos
resurgirán cada vez
En las grietas
de la tierra atesorada,
nuestras almas jóvenes
en el sonido dulce
de las frutas maduras

Ellos serán nosotros
cada ciclo
cada desecho nuevo
Creará el cimiento
De objetos eternos
Que contienen la muerte
y resuenan la vida

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